De Goiter podría decir muchas cosas, la primera de ellas que es un universo en sí mismo, un universo, eso sí, desconcertante. Podrían decirse muchas cosas, pero a la vez me resulta difícil hablar de este cómic. Su autor, Josh Pettinger se acoge a un estilo de línea clara pero de fondo chungo -underground-, a la vez busca un homenaje a los cómics de los años 50 con una cuatricomía vistosa y viejuna. Argumento extravagante y surrealista, que ora parece acoger el slice of life, ora se lanza en pos de una desconcertante distopía orwelliana-sadomaso que parece sacada de la mente del perverso Miguel Ángel Martín. Un experimento visual que no podría tener réplica en otro medio porque Pettinger conoce bien la gramática del cómic y sabe cómo tensar sus estructuras para crear una obra que es a la vez empática e incómoda, como le ocurre a otros autores como Daniel Clowes.
Goiter se tiene que entender como un cómic serializado (¿apareció así por primera vez?), en un formato que homenaje los títulos de la EC (previos a la autocensura del medio en EEUU), con historias independientes pero que tienen un nexo común que puede seguirse si se leen todas juntas. En todo caso, es un hilo muy sutil y lo que caracteriza estas historias es su aparente sinsentido, como dice el autor "donde la vida es un mero síntoma de la catástrofe". No se me ocurre mejor frase para resumir este tebeo.
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