TdV 137: Juego de manos
· Juego de manos. Jason Lutes. La Cúpula, 2011. Ernie Weiss es un joven ilusionista que pasa por un mal momento. Su ex novia, que acaba de dejarlo, también vive sumida en un vacío existencial. El viejo Al Flosso es un mago senil que, en cuanto puede, huye del geriátrico en el que está recluido. Nathan Lender, un timador profesional venido a menos, malvive con su hija Claire deambulando por la ciudad. Estos personajes son los que protagonizan la novela gráfica Juego de manos, de Jason Lutes. Lutes es un autor que empezó a ser conocido a partir de esta obra, que se autopublicó allá en 1994 y por la que recibió una beca de la Fundación Xeric. La Cúpula había editado anteriormente esta obra en cuatro cuadernillos que ahora son reunidos en una magnífica edición en tapa dura.
Nos encontramos ante una obra reposada, tranquila, que habla principalmente de sentimientos: sentimientos, sobre todo, de pérdida. Ernie se pregunta por qué su hermano mayor, también mago y escapista, se suicidó. Como sus juegos de manos, detrás de la pura apariencia se esconde una verdad nada favorecedora. La única salida que encontrarán los personajes será el consuelo que puedan ofrecerse unos a otros. De hecho, todos los personajes parecen ser uno solo: desde Al, el anciano, hasta Claire, cuya inocencia acaba por diluirse en la conclusión, con la detención de su padre. Desde esta perspectiva, la obra se cierra con un final abierto, pero bastante pesimista. La lección final parece decirnos que la magia no existe, que ésta es, tan sólo, juegos de manos.
En Juego de manos, Lutes pone al servicio de la trama todo lo que ha aprendido en cuanto a narración en el cómic. Las transiciones, las metáforas, las anáforas visuales que se convierten en leitmotiv, el uso de viñetas de sueños o de pensamientos, así como un uso más bien inocente (o naïf) de líneas cinéticas (un rasgo posiblemente heredado de la escuela francobelga) confieren al cómic, y a su autor, un estilo personal muy concreto. El autor no puede negar la influencia de otros autores como Hergé (Tintín, como lo prueba alguna que otra viñeta en el que el homenaje es bastante directo) o Vitorio Giardino (el autor de Rapsodia húngara). Lutes crearía más tarde otras obras interesantes, como la trilogía Berlín, por la que es más recordado, o el episodio biográfico en cómic Houdini. El rey de las esposas, junto a Nick Bertozzi. Pero fue Juego de manos la obra que le permitió experimentar, afinar un estilo de dibujo que luego afianzaría y personalizaría, y que contiene en esencia los temas y los rasgos de la obra de este autor.
Breves
· Prisionero en Mauthausen. Toni Carbos y Javier Cosnava. Edicions de Ponent, 2011. Juan Placambó es detenido y enviado al campo de concentración de Mauthausen. Allí, convertido en kapo (prisionero ayudante de los nazis) será utilizado por las SS para oscuros propósitos, en el marco de un experimento psicológico. Prisionero en Mauthausen es un cómic duro, que reflexiona sobre la culpa personal y colectiva de los actos de más cruel barbarie del siglo XX. Los autores, Toni Carbos y Javier Cosnava, de estilo muy ecléctico, han ganado diversos premios por esta obra.
· Ellos mismos. Joaquín Reyes. Random House Mondadori, 2011. Joaquín Reyes se nos desvela no sólo como el gran humorista e imitador que es (recordemos su activa participación en La hora chanante, Muchachada Nui o ahora mismo, Museo Coconut), sino también, como su compañero Carlos Areces, autor de tiras cómicas (El jueves, Amaníaco). En Ellos mismos, que RHM acaba de editar, se recopilan las tiras publicadas en varios medios y que son un fiel reflejo de sus Celebrities televisivas. Para fans del humor manchego.
· Todo el mundo es imbécil menos yo. Peter Bagge. La Cúpula, 2011 El Peter Bagge de Sudando tinta, Studs Kirby o Apocalipsis friki vuelve en su vena más realista con esta recopilación de páginas titulada Todo el mundo es imbécil menos yo, y que originalmente apareció en la revista Reason. En ellas Bagge analiza temas como los derechos civiles, la guerra de Irak, el arte moderno, la política... Desde su perspectiva de libertario, pero también de hombre sorprendido e indignado ante el mundo en el que vive.
Nos encontramos ante una obra reposada, tranquila, que habla principalmente de sentimientos: sentimientos, sobre todo, de pérdida. Ernie se pregunta por qué su hermano mayor, también mago y escapista, se suicidó. Como sus juegos de manos, detrás de la pura apariencia se esconde una verdad nada favorecedora. La única salida que encontrarán los personajes será el consuelo que puedan ofrecerse unos a otros. De hecho, todos los personajes parecen ser uno solo: desde Al, el anciano, hasta Claire, cuya inocencia acaba por diluirse en la conclusión, con la detención de su padre. Desde esta perspectiva, la obra se cierra con un final abierto, pero bastante pesimista. La lección final parece decirnos que la magia no existe, que ésta es, tan sólo, juegos de manos.
En Juego de manos, Lutes pone al servicio de la trama todo lo que ha aprendido en cuanto a narración en el cómic. Las transiciones, las metáforas, las anáforas visuales que se convierten en leitmotiv, el uso de viñetas de sueños o de pensamientos, así como un uso más bien inocente (o naïf) de líneas cinéticas (un rasgo posiblemente heredado de la escuela francobelga) confieren al cómic, y a su autor, un estilo personal muy concreto. El autor no puede negar la influencia de otros autores como Hergé (Tintín, como lo prueba alguna que otra viñeta en el que el homenaje es bastante directo) o Vitorio Giardino (el autor de Rapsodia húngara). Lutes crearía más tarde otras obras interesantes, como la trilogía Berlín, por la que es más recordado, o el episodio biográfico en cómic Houdini. El rey de las esposas, junto a Nick Bertozzi. Pero fue Juego de manos la obra que le permitió experimentar, afinar un estilo de dibujo que luego afianzaría y personalizaría, y que contiene en esencia los temas y los rasgos de la obra de este autor.
Breves
· Prisionero en Mauthausen. Toni Carbos y Javier Cosnava. Edicions de Ponent, 2011. Juan Placambó es detenido y enviado al campo de concentración de Mauthausen. Allí, convertido en kapo (prisionero ayudante de los nazis) será utilizado por las SS para oscuros propósitos, en el marco de un experimento psicológico. Prisionero en Mauthausen es un cómic duro, que reflexiona sobre la culpa personal y colectiva de los actos de más cruel barbarie del siglo XX. Los autores, Toni Carbos y Javier Cosnava, de estilo muy ecléctico, han ganado diversos premios por esta obra.
· Ellos mismos. Joaquín Reyes. Random House Mondadori, 2011. Joaquín Reyes se nos desvela no sólo como el gran humorista e imitador que es (recordemos su activa participación en La hora chanante, Muchachada Nui o ahora mismo, Museo Coconut), sino también, como su compañero Carlos Areces, autor de tiras cómicas (El jueves, Amaníaco). En Ellos mismos, que RHM acaba de editar, se recopilan las tiras publicadas en varios medios y que son un fiel reflejo de sus Celebrities televisivas. Para fans del humor manchego.
· Todo el mundo es imbécil menos yo. Peter Bagge. La Cúpula, 2011 El Peter Bagge de Sudando tinta, Studs Kirby o Apocalipsis friki vuelve en su vena más realista con esta recopilación de páginas titulada Todo el mundo es imbécil menos yo, y que originalmente apareció en la revista Reason. En ellas Bagge analiza temas como los derechos civiles, la guerra de Irak, el arte moderno, la política... Desde su perspectiva de libertario, pero también de hombre sorprendido e indignado ante el mundo en el que vive.