Víctor Coyote (músico, ilustrador, diseñador, escritor…) siempre ha mostrado un interés genuino por la mezcla -el choque más bien- de culturas en Hispanoamérica. En El cóndor y la caníbal hace gala de ese interés con un breve cómic que puede estar entre los mejores del año.
Una mujer caníbal (¿o era sólo un rumor?) posa para un pintor holandés, un joven escultor quechua introduce la vanguardia en la imaginería religiosa barroca… El cóndor y la caníbal no es una sola historia, es más bien una serie de historias entrelazadas por un punto de unión mínimo que conforman un panorama. Un telar en el que se escribe la historia de todo un continente. El autor, con esas pequeñas historias, indaga en el pasado americano y plantea temas como el colonialismo, el choque entre las ideas europeas e indígenas, la visión del Otro, la religión…
Decía el gran escritor cubano Alejo Carpentier que Latinoamérica había pasado de los abigarrados jeroglíficos aztecas a las florituras adictas al horror vacui del barroco europeo sin apenas transición. Esa yuxtaposición de motivos era una característica propia de la cultura mestiza hispanoamericana, y es un poco lo que consigue Coyote en su cómic.
El dibujo de Víctor Coyote orbita en las galaxias de Jorge González (Fueye, ¡Ese maldito Allende! o Dear Patagonia), Javier Olivares o Bartomeu Seguí, por mencionar sus constelaciones limítrofes. Un dibujo visceral del que destaca la fuerza sinuosa del carbón sobre una paleta de color muy contenida.
El cóndor y la caníbal es una coedición entre Astiberri y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza con motivo de la exposición La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza, que podéis visitar en Madrid hasta el 20 de octubre de este año.