Este año me he puesto las botas con el personaje de Caballero Luna. No sólo con el primer tomazo de Marvel Gold (que compré porque mi ética me impedía comprar directamente el segundo, donde ya encontramos a un Bill Sienkiewicz desatado, que era lo que quería leer), sino también con la lectura de su última etapa, en manos de, respectivamente, Warren Ellis, Brian Wood, Cullen Bunn y Jeff Lemire.
Caballero Luna es un personaje que nace a rebufo del éxito de Batman. De hecho, no son pocas las líneas dedicadas a hacer evidentes sus parecidos. Incluso, algunas pullas entre autores se encargaron de echar fuego a la polémica. Al igual que Bruce Wayne, Marc Spector no tiene poderes especiales, sino un gran patrimonio que le permite dedicarse a la justicia superheroica. De la misma manera que Batman en algún momento de su dilatada carrera, Spector se desdobla en varios personajes que, como nuevas identidades, le ayudan en sus pesquisas: el millonario playboy Steven Grant, el taxista Jake Lockley, y finalmente, claro, el propio Caballero Luna. La peculiaridad de este personaje es que, todas esas identidades que van rotando, como las fases de la luna, le provocan un desequilibrio mental. Spector es un lunático, en el sentido más estricto de la palabra. Ya en latín, la palabra indica la creencia en que el calendario lunar podía influir en el carácter de alguien. Esta peculiaridad, decíamos, ya fue advertida por los primeros autores del personaje, y sus sucesores no han hecho más que enfatizarla, hasta llegar al último de sus artífices, Jeff Lemire, que ponía frente a frente a todas las personalidades de Spector para intentar reunirlas de nuevo en una sola, algo parecido a lo que Peter David hizo en algún momento con todas las de Bruce Banner/Hulk.
Pero antes de todo ello, en 2011, el equipo que se había ocupado, con bastante éxito, de Daredevil, Brian Michael Bendis y Alexander Maleev, tomaba las riendas de Caballero Luna durante doce números en lo que sería el sexto volumen de la serie. Panini lo recopiló en dos tomos titulados Los amigos imaginarios y Actos y consecuencias. Bendis es un autor que resulta brillante, aunque algo irregular. Ha escrito maravillas como su thriller noir Torso, Scarlet, o la maravillosa Alias y su continuación Jessica Jones, además de todo su trabajo en las series más mainstream de Marvel. Yo había rebajado mis expectativas precisamente por la irregularidad de Bendis en según qué series menores (Spiderwoman, agente de SWORD), pero en Caballero Luna nos encontramos con un Bendis en muy buena forma. Él ha entendido, antes de la llegada del último volumen hasta la fecha (Ellis-Lemire), la locura de la que es presa Spector, y no hace más que explotarla. La trama anual que compone Bendis se basa en el plan maléfico que un viejo enemigo de los Vengadores quiere ejecutar en el nuevo lugar de residencia de Spector, Los Angeles, y de cómo Caballero Luna se enfrentará a él pese a sus mermadas capacidades mentales. El subtitulo Los amigos imaginarios y la portada del primer volumen lo dicen todo. Con las facultades de Spector alteradas, Bendis puede dar rienda suelta a sus proverbiales diálogos. En el apartado gráfico, Alexander Maleev vuelve a estar en plena forma. No cae esta vez en limitarse a dibujar encima de las fotografías que usa de referencia (Spiderwoman) y pone sobre la mesa su extraordinario, pero muchas veces desaprovechado, talento para el dibujo. Maleev es un dibujante excelente, y aquí exhibe buena parte de su arsenal con un dibujo oscuro y duro, marca de la casa, que en algunas ocasiones homenajea, no sé si consciente o inconscientemente, al de Sienkiewicz.
Una sorpresa muy agradable la lectura de estos tomos. No lo debería ser, porque ambos autores, que ya llevan muchas obras juntos demostrando su buena sintonía, ya han probado sobradamente su valía. Muy recomendable etapa de este caballero de la blanca capa.
Bendis, Maleev y Wilson.
Panini, 2012.
Rústica, color. 14€
Bendis, Maleev y Wilson.
Panini, 2012.
Rústica, color. 12€
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