Estamos terminando el año, y vale la pena revisar cuáles, a juzgar de este blog, han sido algunos de los mejores cómics publicados este año. Intentaré que esta selección sea un poco más amplia que la aparecida en Ultima Hora, por obvios motivos de espacio. Son todos ellos un buen regalo tanto para aficionados como para neófitos. ¡Felices fiestas!
· La lectura de las ruinas 1. David B. Norma, 2008. Período de entreguerras. Absurdos personajes que militan en ambos bandos de una contienda en la que aún sangran las heridas. Un ¿loco? que dice que la forma de las ruinas humeantes que dejan los bombardeos transmiten un código inteligible. David B. vuelve a tejer una historia de ambiente histórico con su prodigiosa imaginación y su particular dibujo.
· Soy mi sueño. Felipe H. Cava y Pablo Auladell. Ponent, 2008. 1942: Un avión de la Luftwaffe se estrella en Crimea. El piloto alemán caído es recogido por una chamana tártara, que con sus cuidados le lleva a un trance en el que pasado, presente y futuro se unen en la mente del soldado. La deliberada experimentalidad, el juego con el tiempo narrativo, la reflexión sobre la memoria y las relaciones familiares, así como el increible dibujo de Auladell hacen de esta obra una de las mejores del año.
· Lucha libre 1. Varios autores. Glénat, 2008. Esta gamberrada en forma de álbum europeo recuerda mucho a los buenos tiempos de Akira Toriyama, y el argumento, el de un grupo de luchadores enmascarados que han de combatir el crimen en East L.A. (hombres lobo, un clan de malvados franceses fans de Louis de Funes), es delirante y entretenidísimo. Un estilo moderno, entre el manga y el estilo europeo, completan este valor seguro, para el que no es necesario que a uno le guste el pressing catch para leerlo.
· Yureka. Hee-Joon Son y Youn-Kiung Kim. Dreamers, 2008. Tres amigos de instituto se reúnen por la tarde para jugar a Lost Saga, un juego de rol por internet en el que se convierten en el equipo Triple Amenaza. Todo se complicará cuando uno de ellos empiece a usar, por error, un personaje de una chica. Las risas están aseguradas en este descacharrante manga coreano de humor, aventuras y enredo.
· Los cinco narradores de Bagdad, de Vehlmann y Duchazeau. Faktoría K, 2008. Cinco cuentacuentos deben encontrar la mejor historia del mundo para el califa. Como si de un esqueje de Las mil y una noches se tratara, esta obra se ambienta en una de esas patrias quiméricas de los cuentos, para ofrecernos una historia sobre el valor de los cuentos, y sobre el crecimiento personal. Una delicia exótica.
· Señal y ruido. Neil Gaiman y Dave McKean. Astiberri, 2008. Era la última gran obra del dúo Gaiman y McKean que quedaba por reeditar, y la espera valió la pena. Un moribundo director de cine recrea en su mente su última película. Las consideraciones acerca de la literatura, la vida y la muerte son el telón de fondo de esta novela gráfica ilustrada con una generosa dosis de experimentación y buen hacer habituales de McKean.
· Fun Home: una familia tragicómica. Alison Bechdel. Mondadori, 2008. La relación entre un padre distante y una hija que, con la serenidad que da el tiempo, vuelve la vista atrás para valorar los años de vida familiar es básicamente el argumento de esta galardonada obra de Alison Bechdel. Siguiendo una línea autobiográfica, es capaz de lograr una reflexión sobre la figura del padre (con mucha literatura incluida) muy interesante
· Lo que el vientro trae. Jaime Martín. Norma, 2008. Una de las lecturas de autores españoles que más me ha impresionado este año ha sido esta de Jaime Martín, no sólo por la incuestionable calidad de su trazo y de su color, sino también por los ecos literarios de su argumento: un médico novato es enviado a una provincia perdida en la Rusia profunda donde descubrirá un horrible secreto.
· Peplum. Blutch. Ponent, 2008. Una sorpresa de última hora esta lectura de Peplum, un ídem al cien por cien. Un soldado destacado en las tierras bárbaras encuentra la figura de una diosa encerrada en hielo, y en el afán por finalmente poseerla le llevará a un viaje de consideraciones titánicas. Destaca de esta obra, aparte del trazo de Blutch, la literariedad de sus diálogos y su planificación (con coros griegos, monólogos trágicos...), factor que lleva este cómic a un nuevo nivel de calidad.
· Pequeños eclipses. Fane & Jim. Rossell, 2008. Como si de una película europea se tratara, esta novela gráfica no cuenta nada más y nada menos que una reunión de fin de semana de unos antiguos amigos que ya rozan la cuarentena. La juventud va quedando atrás y tanto los intereses vitales como la forma de ver las relaciones sentimentales han cambiado para ellos. Un tebeo intimista, en que podemos vernos reflejados en la cotidianidad de sus reflexiones.
· La lectura de las ruinas 1. David B. Norma, 2008. Período de entreguerras. Absurdos personajes que militan en ambos bandos de una contienda en la que aún sangran las heridas. Un ¿loco? que dice que la forma de las ruinas humeantes que dejan los bombardeos transmiten un código inteligible. David B. vuelve a tejer una historia de ambiente histórico con su prodigiosa imaginación y su particular dibujo.
· Soy mi sueño. Felipe H. Cava y Pablo Auladell. Ponent, 2008. 1942: Un avión de la Luftwaffe se estrella en Crimea. El piloto alemán caído es recogido por una chamana tártara, que con sus cuidados le lleva a un trance en el que pasado, presente y futuro se unen en la mente del soldado. La deliberada experimentalidad, el juego con el tiempo narrativo, la reflexión sobre la memoria y las relaciones familiares, así como el increible dibujo de Auladell hacen de esta obra una de las mejores del año.
· Lucha libre 1. Varios autores. Glénat, 2008. Esta gamberrada en forma de álbum europeo recuerda mucho a los buenos tiempos de Akira Toriyama, y el argumento, el de un grupo de luchadores enmascarados que han de combatir el crimen en East L.A. (hombres lobo, un clan de malvados franceses fans de Louis de Funes), es delirante y entretenidísimo. Un estilo moderno, entre el manga y el estilo europeo, completan este valor seguro, para el que no es necesario que a uno le guste el pressing catch para leerlo.
· Yureka. Hee-Joon Son y Youn-Kiung Kim. Dreamers, 2008. Tres amigos de instituto se reúnen por la tarde para jugar a Lost Saga, un juego de rol por internet en el que se convierten en el equipo Triple Amenaza. Todo se complicará cuando uno de ellos empiece a usar, por error, un personaje de una chica. Las risas están aseguradas en este descacharrante manga coreano de humor, aventuras y enredo.
· Los cinco narradores de Bagdad, de Vehlmann y Duchazeau. Faktoría K, 2008. Cinco cuentacuentos deben encontrar la mejor historia del mundo para el califa. Como si de un esqueje de Las mil y una noches se tratara, esta obra se ambienta en una de esas patrias quiméricas de los cuentos, para ofrecernos una historia sobre el valor de los cuentos, y sobre el crecimiento personal. Una delicia exótica.
· Señal y ruido. Neil Gaiman y Dave McKean. Astiberri, 2008. Era la última gran obra del dúo Gaiman y McKean que quedaba por reeditar, y la espera valió la pena. Un moribundo director de cine recrea en su mente su última película. Las consideraciones acerca de la literatura, la vida y la muerte son el telón de fondo de esta novela gráfica ilustrada con una generosa dosis de experimentación y buen hacer habituales de McKean.
· Fun Home: una familia tragicómica. Alison Bechdel. Mondadori, 2008. La relación entre un padre distante y una hija que, con la serenidad que da el tiempo, vuelve la vista atrás para valorar los años de vida familiar es básicamente el argumento de esta galardonada obra de Alison Bechdel. Siguiendo una línea autobiográfica, es capaz de lograr una reflexión sobre la figura del padre (con mucha literatura incluida) muy interesante
· Lo que el vientro trae. Jaime Martín. Norma, 2008. Una de las lecturas de autores españoles que más me ha impresionado este año ha sido esta de Jaime Martín, no sólo por la incuestionable calidad de su trazo y de su color, sino también por los ecos literarios de su argumento: un médico novato es enviado a una provincia perdida en la Rusia profunda donde descubrirá un horrible secreto.
· Peplum. Blutch. Ponent, 2008. Una sorpresa de última hora esta lectura de Peplum, un ídem al cien por cien. Un soldado destacado en las tierras bárbaras encuentra la figura de una diosa encerrada en hielo, y en el afán por finalmente poseerla le llevará a un viaje de consideraciones titánicas. Destaca de esta obra, aparte del trazo de Blutch, la literariedad de sus diálogos y su planificación (con coros griegos, monólogos trágicos...), factor que lleva este cómic a un nuevo nivel de calidad.
· Pequeños eclipses. Fane & Jim. Rossell, 2008. Como si de una película europea se tratara, esta novela gráfica no cuenta nada más y nada menos que una reunión de fin de semana de unos antiguos amigos que ya rozan la cuarentena. La juventud va quedando atrás y tanto los intereses vitales como la forma de ver las relaciones sentimentales han cambiado para ellos. Un tebeo intimista, en que podemos vernos reflejados en la cotidianidad de sus reflexiones.
· El cuaderno rojo. Teddy Kristiansen. Norma, 2008. Un escritor tropieza con la historia de un creador maldito, descubriendo un relato oculto sobre el París bohemio, la Gran Guerra y el alto precio de la identidad del artista. A un planteamiento original y cuidado, hay que añadirle el inconfundible estilo del autor (La casa de los secretos), que hacen de esta obra otra pieza imprescindible de lo editado durante este año que termina.
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