27 febrero 2025

Reseña: 'La calavera', de Jon Klassen (Blackie Books, 2024)


El año pasado ya os hablé de este libro como uno de los mejores de 2024. Hoy me gustaría volver un poco sobre él porque la verdad es que me tiene enamorado. Cada vez que lo leo, solo o con mi hija, me embarga un síndrome de Stendhal difícil de superar. Os explico por qué.

En La calavera, cuento de Jon Klassen, publicado por Blackie Books y traducido por Gemma Rovira, encontramos a una pequeña niña, Otilia. Otilia, en plena noche, mientras todos duermen, se escapa. No sabemos de dónde, no sabemos de quién, pero huye al bosque en plena noche invernal. En su periplo se encontrará con una silente y aún así parlante calavera. Otilia y la calavera exploran la casa, bailan en el salón, y la calavera confiesa que hay un esqueleto que la busca. Entre ellos se establecerá una relación especular: la constante agresió que sufre la calavera tiene eco en el motivo personal (y que no sabemos) por el que Otilia huye.

Y esto es, básicamente, la trama de esta historia, que el autor nos explica que está basada en una leyenda popular tirolesa. 

El texto se distribuye de forma muy inteligente para dar protagonismo a la ilustración, que es sin duda uno de los puntos fuertes de la historia. La estética retro, de animación checoslovaca o soviética, es el corazón de este cuentito gótico, y le queda como un guante. 

Lo interesante es que, en esta versión de un cuento tradicional, como casi todos, tenemos la interpretación superficial, que puede leerse a los niños, sobre una niña muy valiente y la superación de la adversidad, donde el bien vence al mal, pero luego tenemos la interpretación adulta, igual de interesante. Hay muchas más implicaciones en el cuento, pero no hace falta que hagamos una digresión aquí. Baste decir que el subtexto del cuento es riquísimo y se abre a múltiples reflexiones al lector.

Es por eso, y por el impresionante arte de Klassen que hace que cada página sea una pequeña obrita de arte, que para nosotros, La calavera fuera uno de los libros de 2024.

26 febrero 2025

Dragon Ball Legend y lo que pasó cuando compré el cofre

 

Cuando Dragon Ball empezó a emitirse en TV3, servidor tenía 10 años. El día que se emitió el primer capítulo, iba yo contento a poner Dr. Slump, cuando vi perplejo que no lo hacían, sino que emitían otra cosa, algo de un niño con una cola. No me interesó: cambié en canal y conecté mi MSX para jugar a algún juego. 

Y aquí estamos, 35 años más tarde, cuando, después de haber comprado toda la primera Edición Blanca y Edición Roja en grapa (y lomito), y cinco tomos de la edición kanzeban ultimate, encargo el cofre Dragon Ball Legend. A lo largo de las semanas pasé por varios estados de ánimo sobre el dispendio que estaba a punto de hacer/había hecho. 

En primer lugar, al ver el anuncio y las características, pensé “Buf, qué pasada. Es la hora de tener Bola de Drac (porque, además, la edición está disponible en catalán y castellano, y para mí, Dragon Ball está unida inextricablemente a su versión en catalán) completa en una edición chula. A por ella.”

Cuando pasé por caja, con mi triste cartera vacía, mi pensamiento fue “Me he pasado. Compraré este cofre (es el primero de tres) y ya está. Al fin y al cabo, es la etapa de Bola de Drac que más me gusta”. Justo en ese momento mi librero me dijo “¿Te guardo las otras?”, y mi cerebro reptiliano contestó: “¡Sí!”.

Seis tomos y casi tres mil páginas después, mis pensamientos son “buf, qué pasada. Voy a comprarlo todo”. Os voy a explicar por qué he llegado a esta decisión.


 

Porque ciertamente, la edición no es barata. ¿Vale lo que cuesta? La edición del cofre es inicialmente 150€, es decir, 25€ por tomo, tomos que son de extensión variable, pero que suman 2750 páginas en total. 25€ es una pasta, considerando que son de tapa blanda y que es una obra que está amortizadísima de tantas ediciones que ha tenido. Por otro lado, la edición es buena, el tamaño del formato Shonen Jump permite disfrutar bien del dibujo de Toriyama (¡cuánto agradezco que hayamos desterrado el formato de los primeros y diminutos tomos manga que conocimos en los 90!), se incluyen las páginas a color y bitono, cada tomo aporta dos pequeños pósters desplegables, y hasta lo que yo sé, la traducción (y por tanto, la rotulación) es nueva.  En el interior, tenemos algunas páginas de información histórica, cronologías y curiosidades, y se incluyen todas las portadillas de Shonen Jump delante de cada capítulo. Además del recio y bonito cofre para guardar los tomos. Así pues, ¿vale lo que cuesta? Francamente, a pesar de todo lo que ofrece, me sigue pareciendo un dineral. Pero lo he pagado y no me arrepiento.

Este primer cofre incluye seis tomos que van desde el inicio de la serie hasta la muerte de Piccolo/Satanás Cor Petit, cuando Goku sube la torre de Karin para entrenarse con el Todopoderoso. Los tomos se dividen en: la primera búsqueda de las bolas, el primero torneo de artes marciales, la saga del Ejército de la Cinta Roja (en dos tomos), el segundo torneo y la saga de Piccolo. 


 

La serie, que empieza con un tono de aventura y humor, y si queréis, con un toque que ahora se nos antoja naïf (y, paradójicamente, con escenas sexistas que han envejecido muy mal), con la búsqueda de las bolas de dragón, y es la que muchos recordamos con más cariño. El estilo de Toriyama enlaza con la de su anterior serie, Dr. Slump, a pesar de que aquí el humor no es tan disparatado. Tori está pletórico en el dibujo: los homenajes a la cultura popular occidental son continuos, el interés del autor por la maquinaria… La serie es tan divertida como recordaba. Y, ojo, porque no había vuelto a leer algunas de las sagas, desde su publicación primera en castellano, es decir, hace unos 30 años.

Es curioso, por eso, releerla ahora con otra perspectiva. Es casi como si la hubiera leído en otra vida, y ahora la edad, la experiencia, y el resto de lecturas, te la hacen ver diferente (pero al mismo tiempo disfrutarla como el niño que fui: no sé cómo expresar esta paradoja). Por ejemplo: la serie continúa con el tono de aventura y progresivamente da paso a la acción e incluso la épica (con los torneos, la Cinta Roja). Pero creo que hay un punto de inflexión en el final del segundo torneo de artes marciales, cuando aparece la amenaza de Piccolo. La muerte de Krilín (Ia primera muerte importante entre el elenco, a pesar de que Bola de Drac ha sido una obra en la que la muerte era algo… poco definitivo) arranca un tono más sombrío en la serie. 

Ese tomo inaugura, a mi parecer, un tono más adulto en la historia, en la que los combates van a ser, a partir de ese momento, el motor que mueva la serie. Se ha perdido la candidez de Goku y la ligereza de esas primeras aventuras, donde un adversario podía ser un conejo humanoide que convertía en zanahorias a sus adversarios. Esta dinámica de entrenar para ser más fuerte, y luchar, y volver a entrenar, y luchar, y vencer al súper guerrero que vence al súper guerrero que vence al súper guerrero ya no abandonaría la serie, y sería la piedra de toque que conformaría otras series (sí, hablo de vosotros, Narutos y One Pieces). Toriyama influyó de forma determinante en toda una generación de mangakas.  

No os voy a mentir: me gusta esta primera parte de la serie, me gustaron las siguientes sagas de los saiyajins que llegan a la Tierra, me gustó todo lo de Namek, la inacabable agonía del planeta Namek, y la saga de los androides de Cèl·lula (Cell), pero a partir de ahí (Bu) dejó de interesarme, y por suerte, Toriyama quiso poner punto a la serie (pese a que continuase de otras formas). No sé nada ni quiero saber de nada posterior en el universo de Dragon Ball. De hecho, para mí podría haber finalizado mucho antes de esa última saga.  


Leer estas casi 3000 páginas de Bola de Drac  ha sido como volver a tener 15 años, a disfrutar de una obra que fue fundamental para mí como lector. Porque a pesar de haber leído Mortadelos, Tintíns y Astérixs, lo que hizo que me convirtiera en lector de cómics (y de mangas, sobre todo), fue Bola de Drac. Así, que, sí, terminaré esta edición. Porque es fantástica, y me lleva a esa época de mi vida, y qué puñetas, ahora tengo 45 tacos y me lo puedo permitir. Y Planeta lo sabe. 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...