Tras los hechos acaecidos en Miedo encarnado, ya nadie
confía en Loki. Ayudó a Norman Osborn a lanzarse contra Asgard,
saboteó sus defensas y provocó su caída, pero, de la misma manera,
sin que nadie lo esperara, al final fue también él quien cambió de
bando y cuyo sacrificio salvó al mundo del vacío insondable. Tras
renacer en Midgard sin recordar su pasada vida, Thor se apiada de él
y lo devuelve a la morada de los dioses, donde todos le recuerdan por
las traiciones de su anterior existencia. Será difícil para Loki
volver a ganar la confianza de los suyos. En Viaje al misterio,
Marvel recupera de nuevo la vieja cabecera que vio nacer a Thor para
contar esta vez las peripecias del Dios de las Mentiras.
En su nueva encarnación, Loki es un niño que es consciente de lo
que supuso su vida anterior y que ahora, delante de la amenaza que
supone para los Nueve Reinos el poder de La Serpiente, será él,
quien, con sus innatas argucias tendrá que negociar con su padre,
con Hela y con Mefisto para evitar un nuevo Ragnarok.
La
serie, escrita por Kieron Gillen (Patrulla-X) y dibujada en gran
parte por Doug Braithwaite (Thor), deja todo el protagonismo a Loki
-a pesar de que tanto en la portada como en el título sea el Dios
del Trueno el protagonista- en una historia de dioses y mitologías
que algunos han comparado con el Sandman de Neil Gaiman. Quizá la
analogía sea algo gratuita, pero lo que sí es cierto es que la obra
consigue un cierto aire gaimaniano con las referencias míticas, la
idea de que los dioses crearon a los hombre o viceversa o las
disputas intestinas por el trono de Satanás (muy bueno el detalle
del trono del Príncipe del Infierno hecho a base de las maderas de
la cruz de Cristo). Completan el tomo de Viaje al misterio 1 un
número protagonizado por Volstagg, que habla de la necesidad de
contar historias, y un fill-in, quizá el mejor en cuanto a dibujo,
ilustrado por Pasqual Ferry.
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