Hoy, mientras actualizaba este blog, me he dado cuenta de que cumple 15 años online. Es una hazaña no menor, a mi juicio, y que se sustenta básicamente en la testarudez de un servidor, y es que a pesar de que el foco de los potenciales lectores se ha trasladado a redes más atomizadas (Twitter, Instagram, Youtube...), uno prefiere seguir usando este blog, ni que sea como contenedor y recopilador de todo el trabajo que he realizado hasta la fecha.
Han sido 15 años de Iconotropía desde que decidí abrir un nuevo frente de mi supuesto blog principal, Cisne Negro, donde también escribo aún, pero con menos regularidad, y sobre todo con un espectro de temas más difuso. Pero no son sólo 15 años de un blog que al principio no tenía una finalidad clara, más que subir algún dibujo propio o reflexionar sobre mi trabajo de guionista en El joven Lovecraft. Es el reflejo de 15 años en el que he podido dedicarme a una de mis pasiones, de una forma semiprofesional, porque evidentemente de escribir sobre cómics uno creo que no puede vivir.
Son 15 años de cómics, 12 de escribir en la prensa, de ser parte de la ACDCómic desde casi sus inicios haber estado en el Cluster de Cómics de Mallorca, de haber tenido la confianza de casi una treintena de editoriales y haber podido colaborar en multitud de cabeceras: en Dolmen, en el boletín de la Biblioteca Tecla Sala, de participar en la revista Cuadernos de Cómic, de acudir a congresos e incluso publicar algunos artículos académicos, de escribir un TFM y un libro basado parcialmente en el análisis de cómic, de colaborar en revistas digitales como Illes Magazine, Agitadoras, Luke y en webs como Zona Fandom, Fancueva, Libros y Literatura, hasta el momento actual, en el que colaboro en Bebé a Mordor y dirijo la web sobre literatura y cómic Papel en Blanco.
Quiero dar las gracias a todos los que durante este tiempo me leen o me han leído, porque sin ellos esta labor no serviría para nada. No hay nada peor que escribir algo y que nadie lo lea. He estado a punto de tirar la toalla varias veces a lo largo de estos años, pero mi cabezonería siempre me impele a seguir adelante. Porque, además, sin escribir tampoco podría vivir. Así que, de todo corazón, gracias a los que me leéis, a las editoriales por confiar en mí, a los compañeros que he encontrado por el camino, a todos los autores cuyos cómics he disfrutado y de los que he aprendido. A todos muchas gracias. Queda Iconotropía para rato.
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