En el cuarto tomo de la
recopilación de la segunda intervención del guionista Garth Ennis
en la serie de Punisher, Madre Rusia, nos encontramos a un guionista
en estado de excepción. El irlandés sigue llevando con pulso firme
la historia de un Frank Castle maduro y cínico como nunca lo
habíamos visto antes.
El personaje del
Castigador había surgido a mitad de los 70 y se popularizó
enormemente en los años 80. Fue una época ajetreada para los
superhéroes, fruto de las circunstancias sociopolíticas del Primer
Mundo y, sobre todo, de Estados Unidos. El gobierno liberal de Reagan
había puesto la mecha en la explosión de toda una serie de
vigilantes que se tomaban la justicia por su mano a la hora de
enfrentarse a sus enemigos. El Castigador fue uno de ellos.
Con una trayectoria llena
de altibajos, fue a mediados de los 2000 cuando Garth Ennis, luego de
haber escrito una primera toma de contacto con el personaje, más
enfocada al humor negro y a la autoparodia, nos entregó la serie quequizá ha entendido mejor la naturaleza del personaje. Ennis se
olvida de la continuidad general de Marvel, que a pesar de dar un
contexto a los personajes siempre pesa como una losa sobre ellos, y
sitúa como punto de origen su carácter el haber luchado en la
guerra de Vietnam. Lo que le ocurrió allí, las salvajadas que
presenció y el horror que vivió fueron el enzima que activaría
luego al Castigador cuando la mafia mata, por accidente a su familia.
En este cuarto volumen,
que recoge los números 13 al 18 USA, publicados originalmente en
2005, es el mismísimo Furia el que le encarga una misión casi
suicida a Frank: salvar a una niña que ha sido inoculada con una
nueva arma biológica que puede reducir el cuerpo humano a huesos en
cuestión de minutos. Esta misión sirve a Ennis para crear una
historia que bebe de los mejores thrillers ambientados en la Guerra
Fría. No es sólo aquí protagonista la tremenda violencia con la
que Punisher se aplica en su misión, sino las entretelas de una
trama de espionaje y contraespionaje de alto nivel, con los intentos
del coronel Furia por hacer lo que es debido y por otra parte la
cúpula militar que le pide ayuda pero no se resigna a hacer lo que
quiere. Y, entre ellos, dos facciones enfretadas: la de los servicios
de inteligencia militar norteamericanos y la facción de la antigua
Unión Soviética.
Por un lado, Ennis
muestra al Punisher que queremos ver: no tiembla ante ninguna
amenaza. Es una perfecta máquina de matar sin remordimientos, un
peón de la guerra sucia. Pero, y eso es lo importante, tiene sus
propios principios, y esos principios son más fuertes que las balas
y su famoso chaleco de kevlar. Por otro lado, la trama de espionaje
muestra a dos magníficos e inteligentísimos enemigos frente a
frente. Se escrutinan y se admiran en la distancia, a pesar de que
sean polos opuestos. Ennis hace algo que el propio Castigador dice en
el cómic, y es “no tomar a los rusos por tontos”. Una de las
cosas que Ennis ha demostrado en sus cómics bélicos, y tiene
bastantes, es que uno no puede ser maniqueísta en un conflicto así,
y nuestro guionista no es precisamente de los que dora la píldora al
País de los Libres. El Punisher de Ennis es siempre un cómic muy
crítico con el sistema, antichauvinista, que retrata sobre todo a
las víctimas, y que nos presenta a un Frank Castle como una más del
engranaje militar y el imperialismo de su país, sí, pero un
personaje que, pese a todo, ha tenido la enorme voluntad de
sobrevivir a todo. Ante todo, Punisher es el triunfo de la voluntad.
Dougie Braithwaite sigue
acompañando al dibujo a Ennis en este tomo, al igual que hiciera ya
en Cocina irlandesa. Su Punisher es un Punisher que casi lo
tenemos entrando en la vejez, alguien a quien los años y la
experiencia han pasado por encima. Pero no por eso deja de ser
avasallador. El estilo sucio y oscuro de su dibujo, combinado con una
planificación panorámica de las viñetas, como en el anterior tomo,
logra una ambientación ideal para una historia crepuscular como
ésta. Sin duda, la fama de esta etapa del Castigador está del todo
merecida.
El Castigador: Madre
Rusia.
Garth Ennis y Dougie
Braithwaite
Panini, 2017.
Tapa dura, color. 160
pgs. 15€
ISBN: 978-8490948828
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