12 junio 2011

Relecturas: Lobezno - El caso de la joya Gehenna (Peter David, Buscema & Sienkewicz)

A finales de los 80 y principios de los 90 los mutantes de Marvel se habían convertido en personajes tan populares que sus ventas copaban todas las listas mensuales, y la Casa de las Ideas se afanaba por lanzar colecciones que ampliaran el universo mutante, la gallina de los huevos de oro. En 1988 da inicio el vol. 2 de Lobezno (primer volumen publicado en España, concretamente por Cómics Forum, la división de Planeta que entonces se ocupaba de los tebeos Marvel) con un equipo de lujo: Chris Claremont, que había llevado a la Patrulla-X a un segundo renacimiento, y el genial John Buscema, recordado sobre todo por su largo trabajo en las series de Conan.
Lobezno empezó siendo una serie que tenía la intención de ver a un Logan diferente del que habíamos visto hasta el momento. Se trataba de alejarlo de las misiones con otros mutantes, aprovechando que el mundo pensaba que los X-Men habían muerto (en la saga "La caída de los mutantes") y descubrir una faceta más personal del personaje. Situándolo en Madripur (lo que siempre he considerado un nombre que mezclaba Madrid y Singapur), veíamos a otro Logan: uno que se manejaba en los bajos fondos, en asuntos turbios, que bebía y peleaba, y que ocultaba su verdadera personalidad tras el nombre de Parche. Ni siquiera llegábamos a ver a Lobezno en uniforme de la Patrulla-X hasta el número 14 de la colección.
Entre los números 11 al 16, Claremont se tomó un descanso y su sustituto, un Peter David que aún no había alcanzado la gran fama de su etapa en Hulk, llegó para contar El caso de la joya Gehenna (The Gehenna Stone Afair), una historia en seis partes que contaría, además, con los las portadas de Kevin Nowlan (Tomorrow Stories), lápices de John Buscema y la tinta de Bill Sienkiewicz (Voodoo Child, Elektra Assassin, Straytoasters, etc). Un equipazo de lujo sin duda.
En El caso de la joya Gehenna, David plantea una historia de género negro para Lobezno, con todas sus características. Para ello, ya tiene a Logan situado en una ciudad en la que la distinción entre riqueza y pobreza es alarmante, un Logan familiarizado con los bajos fondos y habituado a echar un cable a la policía cuando el asunto le interesa. Así que plantea la historia: un amigo pide ayuda a Logan porque una tía suya amenaza con reclamar la fortuna heredada por su hermana alegando que éste está fuera de sus cabales. Resulta que éste posee parte de una joya que, unida en todos sus dispersos fragmentos, puede devolver sus poderes al hombre-demonio Ba'al. Así que Logan se verá inmerso, junto a sus amigos Archie Corrigan o Jessica Drew (ex Spiderwoman), en una historia que empieza como una novela negra y termina como una épica aventura a lo Indiana Jones (con diversos homenajes explícitos) de implicaciones míticas para el personaje. David se muestra ágil en los guiones, con unos diálogos ingeniosos y cortantes y una acción in crescendo. Buscema está, como siempre, arrollador, y Sienkiewicz no hace más que aumentar la calidad del dibujo de Buscema, afilando los rasgos, proporcionándoles aún más fuerza indómita.
Se trata de una saga poco recordada en general, algo extraña para lo que es un personaje que en principio no tiene nada que ver con las temáticas a las que Peter David le lleva, pero que se revela como una saga, lejos de ser puro relleno, ingeniosa y hasta importante para el continuo del personaje. La primera edición española de este material ya tiene más de 20 años, quizá no estaría mal que Panini se animara, si Marvel lo ha hecho ya en el formato de gran recopilación, a reeditar este material clásico tan interesante y necesario para entender la evolución de uno de los personajes más carismáticos del universo mutante hoy en día.

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