Taniguchi es uno de esos autores que en España han conseguido la máxima atención. No es de extrañar, porque tiene una trayectoria que le encumbra como uno de los mejores mangakas de la historia. Y, además, es (fue, porque desgraciadamente falleció en 2017) autor de una prolífica obra de la que aún vamos conociendo algunas inéditas en nuestro país (aunque, en su mayoría, colaboraciones con otros guionistas). Es el caso de este Blue Fighter, manga de Taniguchi y escrito por Caribú Marley (pseudónimo de Garon Tsuchiya), una obra que se adentra en el mundo del boxeo y que fue originalmente publicada a principios de los 80 en Japón.
En Blue Fighter, seguimos la carrera de Reggae, un púgil borrachuzo con un potencial que pocos pueden ver. A pesar de acumular más derrotas que victorias, cada combate en el ring con él acaba con un K.O. Un ojeador intuye su potencia y se decide a promocionarlo hasta lo más alto, pero la vida de Reggae es una pulsión por la autodestrucción, y será difícil que su vida cobre sentido.
Nos encontramos ante una de las primeras obras de Taniguchi que, sin embargo, ya muestra las características del que será su estilo: realismo fotográfico, y una concepción muy europeo de la narración. Del guionista tenemos pocas referencias: Caribú Marley escribe una historia muy hija de su tiempo. Como acogida en la tradición de las obras de Buronson y Hara o Fumimura e Ikegami, Marley retrata un submundo cruel, donde los hombres son muy hombres y su vida es una constante debacle de alcohol, mujeres de usar y tirar, y mucha testosterona. A mí ese ambiente de corrupción y salvajismo me recuerda a obras como Golgo 13 o Crying Freeman, donde la trama te impresiona por la propensión que tiene el ser humano por la violencia repentina y sin remordimientos.Y aquí la historia se centra en el mundo del boxeo.
De cómics o mangas sobre este deporte tenemos una buena representación (la referencia absoluta en Japón es Ashita No Joe, Joe del Mañana, 1968), pero me da la impresión de que aquí ese submundo de púgiles es sólo una excusa para contar una historia sobre el lado oscuro del alma humana, sobre la pulsión por la autodestrucción. Curiosas también las conexiones con el mundo de la música en este manga: el jazz, el blues y el reggae (como el protagonista… sin duda, el hecho de que el alias del guionista sea Marley nos da una pista) están muy presentes en las páginas de la obra.
Quizá no sea Blue Fighter la mejor de las obras de Taniguchi (al fin y al cabo, sólo es una colaboración), pero sí que es interesante verlo aquí en una trama de tono más crepuscular (como en Hotel Harbour View), en una historia que transmite bien las vibras de una época en la que todo parecía más exuberante y salvaje.
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