
Cerca del hogar familiar, una casa está en obras. Los niños de la familia los observan disimuladamente tras una persiana. El albañil trata a su aprendiz con una crueldad, así que cuando éste acaba harto, entierra un objeto personal muy querido del albañil y deja el trabajo. Este hecho se imbricará de tal forma con lo que pasa en casa de la familia -que va a vender la casa- que llevará a una revelación insospechada por parte de un personaje.
Davodeau vuelve a narrar en Caída de bici una historia agridulce, con un final -al igual que en El testimonio- ciertamente impactante para el lector. Una historia que toca uno de esos temas que parecen fascinar a Davodeau: ¿hasta qué punto nos conocemos? ¿qué secretos ocultamos dentro de cada uno de nosotros, qué revelaciones que cargamos a modo de penitencia no pueden salir a la luz? El cariño, los vínculos de amistad, la noción de familia, el tiempo y la memoria, son el resto de elementos que vertebran la trama. Una obra para los que gusten de las pequeñas historias.
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