Descubrí la literatura de Lovecraft hace más años de los que me gustaría, pero creo que fue en el mejor momento posible. Lo hice en la adolescencia, cuando el mundo para uno empieza a cambiar y el peso de las responsabilidades empieza a ser más que el de los privilegios. Sí, empecé a leer a HPL con 14 ó 15 años; entonces, mi avidez de sensaciones nuevas era total y Lovecraft me llevó a un nuevo nivel con sus libros. Han pasado muchos años, pero aún recuerdo bien la sensación de novedad, de entrar en un universo nuevo y fascinante, que me embargó con la lectura de los primeros relatos del maestro de Providence. Seguro que sabéis a qué me refiero: esas primeras lecturas donde después ya nada será lo mismo, ni siquiera la extraña mezcla de sentimientos o emociones que uno siente en la primera lectura se volverá a repetir.
En los últimos cinco o seis años he tenido que escribir mucho sobre Lovecraft por motivos obvios. Y creo que puedo hacerlo con un poco de autoridad, si me permitís esta vanidad. Algo sé de Lovecraft, porque a él y a sus escritos, colaboradores, mitos y demás circunstancias he dedicado cierto tiempo en los últimos veinte años. Pero la verdad es que siempre es un placer volver sobre sus textos, o al menos recordar esa pulsión que uno tuvo al leerlos. Por eso me han gustado estas adaptaciones que Erik Kriek ha realizado y que recientemente nos ha publicado La Cúpula. Kriek ha versionado algunos de los relatos más conocidos de Lovecraft (La sombra sobre Innsmouth, El color que cayó del espacio -uno de mis favoritos-, Dagon), así como otros no tan canónicos (Desde el más allá, El intruso), pero que también gozan de la intensidad propia de la narrativa del soñador de Providence. Es difícil para mí hacer una valoración objetiva de este cómic, sin posicionarme con motivos afectivos o personales, así que no lo haré.
Para mí, leer Desde el más allá y otras historias ha sido como volver sobre los textos originales de Lovecraft, ha sido encontrar de nuevo la magia del campo deleznable de los granjeros de Dunwich y cercanías, la atmósfera vil y opresiva de las calles de Innsmouth, o lo horrible de la inmensidad del mar y de sus habitantes. Me ha servido para reencontrarme con esos textos, leídos hace tantos años, y recordar esa aura maldita que destilan, y esa sensación indescriptible que sentí cuando los leí por primera vez y con esta lectura tuve cerca de nuevo. La adaptación es muy fiel y, aunque en algunos relatos está mejor solucionada que otra (Lovecraft es un autor muy denso y una adaptación fácil seguramente tiraría del abuso de las cajas de texto, y se nota el esfuerzo de Kriek por intentar evitarlo, al menos en algunas historias), el conjunto resulta muy bueno. Una lectura tanto para lovecraftianos de pro como recién llegados al universo de este escritor.
Para mí, leer Desde el más allá y otras historias ha sido como volver sobre los textos originales de Lovecraft, ha sido encontrar de nuevo la magia del campo deleznable de los granjeros de Dunwich y cercanías, la atmósfera vil y opresiva de las calles de Innsmouth, o lo horrible de la inmensidad del mar y de sus habitantes. Me ha servido para reencontrarme con esos textos, leídos hace tantos años, y recordar esa aura maldita que destilan, y esa sensación indescriptible que sentí cuando los leí por primera vez y con esta lectura tuve cerca de nuevo. La adaptación es muy fiel y, aunque en algunos relatos está mejor solucionada que otra (Lovecraft es un autor muy denso y una adaptación fácil seguramente tiraría del abuso de las cajas de texto, y se nota el esfuerzo de Kriek por intentar evitarlo, al menos en algunas historias), el conjunto resulta muy bueno. Una lectura tanto para lovecraftianos de pro como recién llegados al universo de este escritor.
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