Rubén del Rincón es un autor de mi generación al que no había tenido el placer de seguir. Su obra ha aparecido en revistas como Kiss Comix, y entre ellas destacan Nassao Views o La salida de la clase, aunque su nombre conquistó el mercado internacional junto a Jean David Morvan con su serie Los tres mosqueteros. Hace un tiempo, Dibbuks le editó un trabajo, Para el rastro, donde rehiló antiguas historias dándoles nuevo lustre. Pero para mí, Entretelas, su primer trabajo de corte más realista y biográfico, ha sido la obra con la que me ha convencido. Y me alegro de ello. Vaya que sí.
Entretelas se sitúa en los años 80 de una Catalunya obrera. Agustín, padre del autor y empleado de una fábrica textil que va a cerrar, tiene que ingeniárselas para seguir adelante en un momento en que la situación económica no es muy esperanzadora. Llegar a cobrar el paro parece muy complicado y la única alternativa que tienen los trabajadores de la fábrica es volver a reflotarla de alguna manera.
En esta obra, Rubén y Carlos del Rincón revisitan un episodio familiar -y social, hay que decir-, que se convierte en una pequeña victoria épica de la intrahistoria. Es una historia que echa la vista atrás de forma amable, para hablarnos de los sacrificios de aquellos que, con todo, quisieron seguir adelante. Y lo hace de una forma tierna, sin idealizar pero tirando de los privilegios de nuestra memoria, que fija aquellos detalles más significativos y a veces obvia los más crueles. Entretelas, por su paralelismo, me recuerda, en cierta forma, a Santo Cristo, de Tyto Alba, Mario Torrecillas y Pablo H. Más que nada, porque retrata la misma época en la misma comunidad, pero dejando de lado ésto, Rubén del Rincón se centra no tanto en sí mismo -aparece como personaje, pero es tan sólo un niño, un personaje terciario que da una nota de color al argumento- sino en su padre, y en el coraje y entusiasmo de sus amigos para poder sacar adelante su única forma de vida. aunque ello signifique a veces traspasar la frontera de la legalidad.
La historia resulta muy bien narrada, y los flashbacks son utilizados con soltura e inteligencia, para rellenar huecos de información de los que no disponemos, o para aportar algún detalle que hace más sólida la narración o el carácter de los personajes.
En el apartado gráfico sólo puedo decir que Rubén está impresionante en el dibujo. Su soltura y plasticidad crean un trazo amable que se adecúa perfectamente a la historia; lo mismo para el color, dado por Carlos del Rincón. Entretelas me ha convencido como en su día hizo el mencionado Santo Cristo: por su autenticidad, por su crónica de unos tiempos difíciles llena de amor, y por la capacidad de hacer de una historia real algo digno de ser contado y disfrutado. ¡Enhorabuena a los autores!
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