Frederik Peeters, el artista holandés autor también de Píldoras Azules y dibujante de la serie Koma, nos entrega en su serie Lupus una especie de road movie espacial en la que los protagonistas son dos calaveras que van de viaje interestelar. Su propósito es el de pasar unas vacaciones consumiendo todas las drogas que puedan encontrar en el camino. Quien se topará con ellos será una misteriosa joven que se unirá a ellos en su viaje, y que hará que ambos (Tony y Lupus) entiendan mejos su relación de amistad.
Lupus es una serie de cuatro álbums que, pese a estar ambientada en el espacio, es más una historia entre personajes. Ese aire de road movie que citábamos es sólo una excusa para crear un entorno para la relación entre personajes, la verdadera esencia de la obra. Unos personajes que, cada uno a su manera, se encuentra perdido en el mundo y que intenta buscar su lugar (sea con las drogas o con el extraño valor de la camaradería).
Peeters demuestra una vez más su habilidad en el dibujo, dotando de una agilidad y de carácter a sus personajes, con ese trazo grueso que le caracteriza, y un estilo suelto de planificación de páginas. Se le puede achacar al cómic ciertas (bastantes) concomitancias con dos obras ajenas: el anime Cowboy Bebop (dos tipos que vagan por el espacio sin un propósito concreto encuentran a una chica solitaria y de pasado misteriosos y deciden embarcarla, el aspecto de Lupus), y la película Miedo y asco en Las Vegas (un viaje de dos amigos para experimentar con todo tipo de drogas, incluso en la manera de llevar de Tony su sombrero). No sé hasta qué punto puede haber tenido Peeters en cuenta estas dos obras, pero lo cierto es que para mí la lectura de este primer álbum se ha visto eclipsada por esta influencia. Además, el narrador abusa particularmente de los textos en off, lastrando bastante una lectura que, de no ser por éstos, sería muy ágil. Por lo demás, un interesante cómic.
Lupus es una serie de cuatro álbums que, pese a estar ambientada en el espacio, es más una historia entre personajes. Ese aire de road movie que citábamos es sólo una excusa para crear un entorno para la relación entre personajes, la verdadera esencia de la obra. Unos personajes que, cada uno a su manera, se encuentra perdido en el mundo y que intenta buscar su lugar (sea con las drogas o con el extraño valor de la camaradería).
Peeters demuestra una vez más su habilidad en el dibujo, dotando de una agilidad y de carácter a sus personajes, con ese trazo grueso que le caracteriza, y un estilo suelto de planificación de páginas. Se le puede achacar al cómic ciertas (bastantes) concomitancias con dos obras ajenas: el anime Cowboy Bebop (dos tipos que vagan por el espacio sin un propósito concreto encuentran a una chica solitaria y de pasado misteriosos y deciden embarcarla, el aspecto de Lupus), y la película Miedo y asco en Las Vegas (un viaje de dos amigos para experimentar con todo tipo de drogas, incluso en la manera de llevar de Tony su sombrero). No sé hasta qué punto puede haber tenido Peeters en cuenta estas dos obras, pero lo cierto es que para mí la lectura de este primer álbum se ha visto eclipsada por esta influencia. Además, el narrador abusa particularmente de los textos en off, lastrando bastante una lectura que, de no ser por éstos, sería muy ágil. Por lo demás, un interesante cómic.
2 comentarios:
yo tengo el volumen dos, y la verdad es que estoy por comprar los cuatro... el personaje es muy interesante y los trazos son sueltos y acertados, absorbe un montón y sin querer te va contando las cosas a otro nivel
Estoy de acuerdo, Serch. Es una gran obra. A ver si con la moda de los integrales aparece un tomo recopilatorio.
Publicar un comentario