· Desayuno por la tarde, de Andi Watson (Astiberri). Nunca me ha gustado del todo el género llamado slice of life. No porque en él no puedan contarse buenas historias, sino porque tiende a ser o bien ombliguista, o bien vacío. Andi Watson cuenta aquí la historia de una pareja en crisis por su despido en una fábrica de cuberterías y de cómo sus planes van lentamente a la deriva. El punto bueno: la caracterización de los personajes. Rob, el protagonista, está perfectamente construido, porque actúa como muchos hombres: terca e infantilmente. Demasiada suerte tiene al final del relato, creo yo. El autor, Andi Watson, es prácticamente una copia perfecta del trazo de Dupuy y Berberian (El señor Jean), ¿habrá trabajado para ellos como negro?, lo cual resta brillantez al conjunto.
· Voodoo Child: la leyenda de Jimi Hendrix, de Martin Green y Bill Sienkiewicz (Glénat). Tengo cierto proyecto en mente y cogí este cómic para ver cómo enfrentar la biografía de un icono musical del siglo XX. Y qué decir: es prodigioso. No sólo por el complejo trabajo de documentación (no figura un guionista como tal, sino un "creador y productor", a saber qué quiere decir eso) de la obra, sino por la magnífica forma de plantearla y de mostrarnos tanto el ídolo de masas como el hombre detrás de la guitarra. Sus pensamientos, sus letras -que con el contexto se hacen tan diáfanamente biográficas-, su voz guiándonos a través de las páginas, no pueden tener mejor traslado al papel que el gran, enorme Sienkiewicz, que aquí adopta un tono más realista, no exento de su habitual experimentación y brillante planificación de páginas. El conjunto es una obra monumental, al que lo único que le falta para tener un 10 como una casa es que se venda con un cd de la música de Hendrix para acompañar la lectura.
· Voodoo Child: la leyenda de Jimi Hendrix, de Martin Green y Bill Sienkiewicz (Glénat). Tengo cierto proyecto en mente y cogí este cómic para ver cómo enfrentar la biografía de un icono musical del siglo XX. Y qué decir: es prodigioso. No sólo por el complejo trabajo de documentación (no figura un guionista como tal, sino un "creador y productor", a saber qué quiere decir eso) de la obra, sino por la magnífica forma de plantearla y de mostrarnos tanto el ídolo de masas como el hombre detrás de la guitarra. Sus pensamientos, sus letras -que con el contexto se hacen tan diáfanamente biográficas-, su voz guiándonos a través de las páginas, no pueden tener mejor traslado al papel que el gran, enorme Sienkiewicz, que aquí adopta un tono más realista, no exento de su habitual experimentación y brillante planificación de páginas. El conjunto es una obra monumental, al que lo único que le falta para tener un 10 como una casa es que se venda con un cd de la música de Hendrix para acompañar la lectura.
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