Hubo una época en la que el periodismo aspiraba a contar la verdad. Los reporteros de guerra sin duda son los ejemplares más inusuales y atrevidos de esta profesión. Nuestras sociedades podrían medirse por la manera en que tratan a los periodistas gráficos en sus conflictos bélicos. Los fotógrafos alemanes Hans Namuth y Georg Reisner documentaron la guerra civil española desde julio de 1936 a marzo de 1937: sus imágenes dieron la vuelta al mundo en las páginas de las revistas ilustradas más importantes. Sin embargo, su trabajo profesional ha tenido poco reconocimiento en comparación al de otros reporteros con quienes compartieron los mismos momentos y lugares durante la contienda española, como Robert Capa. Raynal Pellicer y Titwane reivindican en Fotógrafos de guerra la labor que hicieron Namuth y Reisner en este memoir en forma de novela gráfica.
Raynal Pellicer ha trabajado en documentales y es autor de obras centradas en la fotografía y la justicia. Entre sus trabajos destacan Présumés coupables (2009) o Version originale (2013), donde explora la historia y manipulación de la fotografía de prensa. Titwane, por su parte, es un ilustrador conocido por su estilo realista. Ha trabajado codo con codo con Pellicer en obras como Brigade Criminelle (2015) y Brigade des Mineurs (2017), todas con un fuerte componente reivindicativo y social. En Fotógrafos de guerra, el tándem brilla especialmente cuando la narrativa documental, sostenida por una profunda investigación histórica, se complementa con la capacidad tanto compositiva como emotiva de la ilustración.
La historia de Fotógrafos de guerra abarca desde la llegada de Hans Namuth y Georg Reisner a Barcelona en 1936 para asistir a la Olimpiada popular,un evento antifascista organizado en protesta por los juegos olímpicos de Berlín. Pero el destino les tiene reservado otro evento: el levantamiento militar en África transforma su misión en una cobertura informativa les llevará a dejar Barcelona para visitar todo el frente de guerra.
Una de las cosas que llama la atención es la crudeza con la que Pellicer y Titwane retratan el periplo de los dos alemanes. Sin romanticismos por la guerra ni filiaciones: a pesar de tener simpatías por el anarquismo y el comunismo, los fotógrafos constatarán que en su bando también se están cometiendo atrocidades.
Pellicer se preocupa mucho de poner en situación al lector. La historia no cuenta sólo las peripecias que vivirían los dos fotógrafos, sino también de ofrecer en todo momento el contexto al lector. Lo hace con el apoyo de Titwane, que descompone la clásica página de cómic para abrirla a las necesidades de la narración, abandonando las viñetas, y creando un híbrido que a veces se acerca al libro ilustrado. El dibujante ha realizado un exhaustivo trabajo de documentación, y en muchas de las viñetas reconocemos los perfiles de los hombres y mujeres anónimos que Namuth y Reisner retrataron a lo largo de su viaje peninsular.
Fotógrafos de guerraofrece al lector una visión descarnada de la guerra civil española a través de los ojos de dos extranjeros que vivieron aquel horror fratricida y que descompuso, también, sus propias vidas.
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