Con el estreno de Infinity War, la figura de Thanos ha recibido un espaldarazo tremendo de manos de Panini, que se ha afanado en los últimos meses en reeditar todo lo reeditable de este personaje para satisfacer cualquier mínima curiosidad y ansia, tanto de los marvelitas de toda la vida, como de los que pudieran acercarse a él por primera vez. Incluyéndome a mí. Creo que lo único que he leído de este personaje, y con gran devoción, fue la saga del Guantelete del Infinito de Jim Starlin y Ron Lim, y su continuación.
Así que a la espera de encontrar una guía de lectura para todo el material clásico que se está reeditando, me hice con Thanos: Origen (Thanos Rising USA), una miniserie escrita por Jason Aaron y dibujada por Simone Bianchi, que intenta establecerse como precuela y contar el origen de un ser enigmático como Thanos de Titán, que al parecer ya había sido publicada en rústica en 2013 con el subtítulo Infinito. De Jason Aaron me encanta su Scalped, pero he de decir que no he seguido en absoluto su trabajo dentro de los grandes títulos Marvel.
A partir de aquí, como este cómic no es novedad precisamente, y el lector ha tenido como mínimo 5 años para haberlo leído, paso a comentar aspectos de su argumento que podrían representar spoilers de diferente intensidad para quien lea esto.
Bueno, ¿qué encontramos en esta miniserie? A un joven Thanos de Titán, un niño no deseado por su padre por las mutaciones que sufre (no, todos los habitantes de Titán no son como él), que es ignorado por esa figura de autoridad paterna, que crece solo, fascinado por la ciencia y que, como un pequeño Víctor Frankenstein, pronto se revela como un ser que busca respuestas a sus preguntas en torno a la vida y la muerte. Ésta es la primera pega que puedo poner a esta historia: Thanos se nos describe como un personaje a medio camino entre un mad doctor al estilo Frankenstein y directamente un sociópata. Toma mucho del espíritu de la novela de Mary Shelley puesto que Thanos es un personaje de intereses e intelecto elevado cuyo alrededor no puede darle las respuestas que necesita. Es por eso que empieza a obsesionarse con la ciencia y el enigma de la vida. Y busca respuestas a esas preguntas dentro de los cuerpos de sus víctimas. El catalizador de ese comportamiento es el shock que le produce que unos lagartos, que hasta entonces le habían parecido una fauna pacífica de su planeta, devoran a unos compañeros junto a los que se había quedado encerrado en una cueva. Eso hace que todo cambie. Y es en ese momento donde empieza a parecer la compañera de Thanos que le acompañará a través de los tiempos. Los que conozcáis al personaje sabréis a quién me refiero. Porque sí, ésa es ella, aunque Aaron intenta jugar al escondite en ese aspecto, es evidente que un lector que conozca al personaje va a atar cabos enseguida.
Como decía antes, Aaron va explicando cómo Thanos se ha ido convirtiendo en un megalomaníaco sociópata, y eso está bien graduado en el cómic, porque, como en la realidad, Thanos empieza por pequeñas muertes (las disecciones del instituto -sí, en Titán también diseccionan reptiles en el instituto-, animales...), y va escalando en su ascenso a la infamia a medida que su indiferencia toma posesión de él. Vamos, un comportamiento de manual de psicología, pero narrado más o menos elegantemente. Thanos se sabe poseído por aquella persona a la que ama, y hará todo lo que le pida, aunque sea destruir toda su progenie (su futuro) y su propio planeta (su pasado). Thanos accede, y a medida que va destruyendo mundos va perdiendo su ¿humanidad? (aunque no sea humano, pero ya me entendéis), hasta el punto de que acaba primero con su madre, y luego con su padre, esa figura paterna lejana, que no obstante siempre había sido ciega a la verdadera naturaleza de su hijo (aunque quisiera matarlo al nacer...), y que es el que le pone sobre la mesa cuál es la verdadera identidad de aquella a la que ama...
Lo mejor de este tomo, para mí, son las dos o tres páginas finales. Thanos vuelve a Titán para meditar delante de la tumba de su madre, asesinada por él mismo. Han pasado muchos años desde lo que nos ha contado la serie, puesto que está toda narrada en flashback. Pero Thanos, que antes estaba completamente obsesionado con satisfacer a la Muerte, ahora ya no siente nada. Nada. Está vacío por dentro. La Muerte, que antes le dominaba como quería, tiene que implorarle una caricia, una palabra. Thanos ya no tiene alma. Es un ser totalmente vacío, y sólo puede aferrarse a sus hábitos (la aniquilación de todo) para seguir siendo quien es. La última página de la serie termina con una palabra: "soledad", y las ruinas de Titán que dibujan un homenaje al Mar de hielo de Caspar Friedrich.
Con poco esfuerzo, podríamos relacionar esta serie protagonizada por Thanos con la idea romántica del ego, la pulsión por la muerte, los límites entre el yo y el contrato social, entre otros aspectos.
Así, pues Thanos: Origen es un trabajo diseñado para rellenar huecos en la continuidad de Thanos. Es poner en palabras y dibujos lo que sospechábamos. Aaron hace un trabajo correcto, con algunos ganchos entre números bastante interesante, pero sin más. Bianchi hace un trabajo muy bueno al lápiz, aunque a veces las tintas tengan un cierto deje noventero al estilo primigenio de los dibujantes que se pasaron a Image... Pero el resultado es satisfactorio. En conjunto... Obra quizá para los seguidores acérrimos del personaje, completistas, o nuevos lectores de Marvel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario