· 2020 Visions: La tormenta. Jamie Delano y Warren Pleece. Recerca. Me ha sorprendido gratamente este cómic de Delano (Hellblazer) en la que retrata una Miami futurista y ciberpunk, que vive bajo la amenaza eterna del ciclón definitivo que se la lleve, y donde la detective Jack Atlanta (una outsider, andrógina, lesbiana y adicta al cibersexo) tendrá que investigar la desaparición de una chica, lo que la llevará a descubrir un turbio negocio de tráfico de niños. Todo eso, mientras campa por la ciudad un psychokiller que se hace llamar El Escultor, y que modifica grotescamente los cuerpos de sus víctimas. El ambiente de novela negra postnuclear está muy bien conseguido. Realmente se trata de una historia ciberpunk bien contada y con personajes llamativos, que crea una ambientación sólida y en la que el lector se zambulle, y una vez terminada queda uno con ganas de más. La única pega que se le puede poner a la obra es el mediocre trabajo de Warren Pleece y su uso de un blanco y negro muy soso y sin personalidad. Por lo demás, buena lectura.
· Iron Man: Extremis. Warren Ellis y Adi Granov. Panini, 2010. ¿Que tiene de interesante el personaje de Iron Man? Sin la armadura, es un tío cualquiera, un ricachón, un científico, un empresario. Si lo que es interesante es la armadura y su prodigiosa capacidad bélica, el que la lleva no es importante... El personaje de Tony Stark ha tenido que ser deconstruido sistemáticamente para poder encontrar algo en él que nos hiciera empatizar. Sabemos de él que depende de su armadura para vivir (o al menos, lo tuvo que hacer en algunos momentos), y que ha sido un alcohólico contumaz durante mucho tiempo. Pero más allá de esos fallos humanos, Iron Man no es un personaje que (me) llame mucho la atención. Pero Warren Ellis enfoca Extremis con nuevas perspectivas y crea por fin algo más interesante de lo habitual, aunque tenga que cortar con la continuidad de 60 años de personaje. Para Ellis, Stark es un científico de la carrera armamentística que tuvo negocios con los militares y que fue herido en la primera Guerra del Golfo. No puede evitar aborrecer de ese pasado sangrientamente culpable, ("Siempre tendré las manos llenas de sangre", confiesa), pero se debe a lo que es. En Extremis, Iron Man tiene que enfrentarse a una variedad de suero supersoldadesco que ha llevado a un resentido del gobierno a llevar su venganza a las calles de EEUU. Es una visión muy moderna, y muy en la línea del Warren Ellis de Stormwatch o del resto de sus obras que mezclan política con superhéroes, en la que la línea entre buenos y malos no está tan clara como parecía.
· Skyhawk. Jiro Taniguchi. Ponent Mon, 2010. Taniguchi nos ofrece en esta ocasión un western en toda regla, pero con sus condiciones: está protagonizado por dos japoneses, dos descastados que llegan desde Japón al Oeste tras perder en una guerra civil en su país. Su valor y su braveza les hacen ser merecedores pronto de un lugar entre los Sioux Oglagla durante los difíciles años en los que se está construyendo el tren transcontinental y se ha encargado al general Custer que acabe con los molestos indios. Estos por su parte, ven como cada uno de los tratados firmados con el hombre blanco se ha convertido sistemáticamente en papel mojado y que cada vez están más arrinconados y acosados, por lo que decidirán luchar hasta la muerte. Skyhawk no es un western al uso (esto es, los buenos son los vaqueros y los malos son los indios), sino que vemos las dos perspectivas de ese enfrentamiento por la tierra, como en los albums del Teniente Blueberry de Giraud, donde, por cierto, Custer también aparecía retratado como un sanguinario e inmisericorde hombre de guerra (no es casualidad: Taniguchi ha leído a Giraud, e incluso este último firma el prólogo de la obra). El resultado es una obra reivindicativa, violenta (de las más gráficas de Taniguchi) por necesidad, y donde el elemento japonés no chirría sino que se integra sin estridencias en la trama. Taniguchi nunca decepciona.
[En verano aprovechamos para retomar lecturas que no pudimos hacer durante el curso, cómics que no son novedad pero que vale la pena reseñar, o volvemos sobre aquellos que no pudimos comentar con profundidad anteriormente]
· Iron Man: Extremis. Warren Ellis y Adi Granov. Panini, 2010. ¿Que tiene de interesante el personaje de Iron Man? Sin la armadura, es un tío cualquiera, un ricachón, un científico, un empresario. Si lo que es interesante es la armadura y su prodigiosa capacidad bélica, el que la lleva no es importante... El personaje de Tony Stark ha tenido que ser deconstruido sistemáticamente para poder encontrar algo en él que nos hiciera empatizar. Sabemos de él que depende de su armadura para vivir (o al menos, lo tuvo que hacer en algunos momentos), y que ha sido un alcohólico contumaz durante mucho tiempo. Pero más allá de esos fallos humanos, Iron Man no es un personaje que (me) llame mucho la atención. Pero Warren Ellis enfoca Extremis con nuevas perspectivas y crea por fin algo más interesante de lo habitual, aunque tenga que cortar con la continuidad de 60 años de personaje. Para Ellis, Stark es un científico de la carrera armamentística que tuvo negocios con los militares y que fue herido en la primera Guerra del Golfo. No puede evitar aborrecer de ese pasado sangrientamente culpable, ("Siempre tendré las manos llenas de sangre", confiesa), pero se debe a lo que es. En Extremis, Iron Man tiene que enfrentarse a una variedad de suero supersoldadesco que ha llevado a un resentido del gobierno a llevar su venganza a las calles de EEUU. Es una visión muy moderna, y muy en la línea del Warren Ellis de Stormwatch o del resto de sus obras que mezclan política con superhéroes, en la que la línea entre buenos y malos no está tan clara como parecía.
· Skyhawk. Jiro Taniguchi. Ponent Mon, 2010. Taniguchi nos ofrece en esta ocasión un western en toda regla, pero con sus condiciones: está protagonizado por dos japoneses, dos descastados que llegan desde Japón al Oeste tras perder en una guerra civil en su país. Su valor y su braveza les hacen ser merecedores pronto de un lugar entre los Sioux Oglagla durante los difíciles años en los que se está construyendo el tren transcontinental y se ha encargado al general Custer que acabe con los molestos indios. Estos por su parte, ven como cada uno de los tratados firmados con el hombre blanco se ha convertido sistemáticamente en papel mojado y que cada vez están más arrinconados y acosados, por lo que decidirán luchar hasta la muerte. Skyhawk no es un western al uso (esto es, los buenos son los vaqueros y los malos son los indios), sino que vemos las dos perspectivas de ese enfrentamiento por la tierra, como en los albums del Teniente Blueberry de Giraud, donde, por cierto, Custer también aparecía retratado como un sanguinario e inmisericorde hombre de guerra (no es casualidad: Taniguchi ha leído a Giraud, e incluso este último firma el prólogo de la obra). El resultado es una obra reivindicativa, violenta (de las más gráficas de Taniguchi) por necesidad, y donde el elemento japonés no chirría sino que se integra sin estridencias en la trama. Taniguchi nunca decepciona.
[En verano aprovechamos para retomar lecturas que no pudimos hacer durante el curso, cómics que no son novedad pero que vale la pena reseñar, o volvemos sobre aquellos que no pudimos comentar con profundidad anteriormente]
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