Tdv 132: Malos tiempos
Todo 36-39: Malos tiempos. Carlos Giménez. Random House Mondadori, colección Debolsillo, 2011. De nuestra Guerra Civil aún quedan muchas cosas que decir y muchas historias por contar. Mientras algunos sectores creen que la Ley de la Memoria Histórica sólo sirve para reabrir viejas heridas, otros piensan que esas heridas nunca se cerraron. Y mientras, como dice el prólogo de la obra que hoy comentamos, 36-39: Malos tiempos, uno de los bandos -el vencedor- tuvo cuarenta años para autorrepararse de la guerra. La obra de Carlos Giménez no pretende ser neutral; él mismo lo confiesa en su preámbulo. No pretende quedar bien con todos, no quiere ser imparcial. Giménez se posiciona del bando derrotado, de los que aún hoy no saben dónde fueron ejecutados sus familiares o que aún, después de 70 años del fin de la guerra fratricida, tienen miedo de hablar.
36-39: Malos tiempos es una obra pues, que, a través de un personaje principal, Marcelino, narra la vida cotidiana de los tiempos de la Guerra Civil española. Como natural continuación de su reconocida obra Paracuellos, Giménez vuelve a dar el protagonismo a la intrahistoria: no a las grandes victorias o derrotas militares ni a las gestas de los gerifaltes de antaño, sino a las pequeñas historias que le han llegado de testimonios directos. Pequeñas anécdotas vividas en la infancia de los que hoy ya son ancianos y que retratan de forma descarnada el opresivo ambiente que se vivía en aquellos años tan difíciles.
Difícil es no emocionarse con historias como la del hombre que pide por compasión a una familia que le entreguen al gato para poder alimentar a su hijo moribundo, o sentir la rabia contenida en aquella historia en la que una vieja mojigata hace llamar a un cura para que dé la extremaunción al niño de la vecina, que tiene tuberculosis, y cuyo estado no hace más que empeorar hasta que finalmente muere por el susto de ver entrar al capellán con toda la parafernalia fúnebre.
Las historias de Giménez son crudas, crudísimas, pero lo más inquietante de ellas es que son reales. Situaciones a las que muchos se vieron abocados en tiempos de guerra. Con ella, Giménez denuncia lo que fue una guerra que se cebó en los más débiles y que, además, fue el detonante y la solución para muchos conflictos anteriores: venganzas, envidias, odios pretéritos. Una guerra que, como han contado sus supervivientes, hizo aflorar lo peor del ser humano. Por eso conviene recordar todo aquello: y sí, hacer memoria y justicia por igual, eso sin duda, pero recordando que durante muchas décadas, hubo toda una parte de la población que fue represaliada y aplastada con un vigor y un ímpetu que poco tenía que ver sólo con ganar una guerra. Quedan muchas cosas por decir y muchas cuentas que saldar, de ninguna manera podemos dejar las cosas como están sin antes haber hecho justicia. Por ello Malos tiempos es un tebeo no sólo lleno de emociones a flor de piel, sino necesario para entender la Guerra Civil a pie de calle.
Breves
· Daytripper. Fábio Moon y Gabriel Bá. Planeta, 2010. De dos autores brasileños desconocidos nos llega la obra Daytripper, donde el protagonista, un escritor novato, va narrando diferentes momentos de su vida, y de sus muertes. Una obra sin apenas conflictos, sin violencia, sin antagonistas, puede parecer difícil. Pero así es Daytripper, una obra intimista que habla de relaciones familiares y personales y nos hace reflexionar sobre cuáles son los días más importantes de nuestra vida. Una gran sorpresa la edición de este cómic.
· Circo de monstruos. Hideshi Hino. La Cúpula, 2010. Si tienen en mente la película clásica de Tod Browning Freaks de 1932, sabrán por dónde va Circo de monstruos, la última obra editada del inclasificable autor manga Hideshi Hino (El niño gusano, Historias de la máscara). En ella, conocemos a una serie de personajes, a cual más inquietante, que vive como una familia en el circo de rarezas, cada uno con sus tenebrosos secretos a cuestas. Un manga que seguro provocará pesadillas a sus lectores.
· Las amigas (Cuadernos rosas de Ana). Pacco y Pétronille. Panini, 2010. Con grandes cargas de cinismo e ironía, los autores de Cuadernos rosas de Ana vuelven con la entrega dedicada a Las amigas. Y con el habitual desparpajo y el punto de vista femenino hace una disección de las relaciones entre mujeres y sus preocupaciones: las dietas, los hombres, las depilaciones, el jefe pesado del trabajo, las vacaciones con la familia y las fiestas de pijama en casa. Una obra para indentificarse y echar unas sanas risas.
36-39: Malos tiempos es una obra pues, que, a través de un personaje principal, Marcelino, narra la vida cotidiana de los tiempos de la Guerra Civil española. Como natural continuación de su reconocida obra Paracuellos, Giménez vuelve a dar el protagonismo a la intrahistoria: no a las grandes victorias o derrotas militares ni a las gestas de los gerifaltes de antaño, sino a las pequeñas historias que le han llegado de testimonios directos. Pequeñas anécdotas vividas en la infancia de los que hoy ya son ancianos y que retratan de forma descarnada el opresivo ambiente que se vivía en aquellos años tan difíciles.
Difícil es no emocionarse con historias como la del hombre que pide por compasión a una familia que le entreguen al gato para poder alimentar a su hijo moribundo, o sentir la rabia contenida en aquella historia en la que una vieja mojigata hace llamar a un cura para que dé la extremaunción al niño de la vecina, que tiene tuberculosis, y cuyo estado no hace más que empeorar hasta que finalmente muere por el susto de ver entrar al capellán con toda la parafernalia fúnebre.
Las historias de Giménez son crudas, crudísimas, pero lo más inquietante de ellas es que son reales. Situaciones a las que muchos se vieron abocados en tiempos de guerra. Con ella, Giménez denuncia lo que fue una guerra que se cebó en los más débiles y que, además, fue el detonante y la solución para muchos conflictos anteriores: venganzas, envidias, odios pretéritos. Una guerra que, como han contado sus supervivientes, hizo aflorar lo peor del ser humano. Por eso conviene recordar todo aquello: y sí, hacer memoria y justicia por igual, eso sin duda, pero recordando que durante muchas décadas, hubo toda una parte de la población que fue represaliada y aplastada con un vigor y un ímpetu que poco tenía que ver sólo con ganar una guerra. Quedan muchas cosas por decir y muchas cuentas que saldar, de ninguna manera podemos dejar las cosas como están sin antes haber hecho justicia. Por ello Malos tiempos es un tebeo no sólo lleno de emociones a flor de piel, sino necesario para entender la Guerra Civil a pie de calle.
Breves
· Daytripper. Fábio Moon y Gabriel Bá. Planeta, 2010. De dos autores brasileños desconocidos nos llega la obra Daytripper, donde el protagonista, un escritor novato, va narrando diferentes momentos de su vida, y de sus muertes. Una obra sin apenas conflictos, sin violencia, sin antagonistas, puede parecer difícil. Pero así es Daytripper, una obra intimista que habla de relaciones familiares y personales y nos hace reflexionar sobre cuáles son los días más importantes de nuestra vida. Una gran sorpresa la edición de este cómic.
· Circo de monstruos. Hideshi Hino. La Cúpula, 2010. Si tienen en mente la película clásica de Tod Browning Freaks de 1932, sabrán por dónde va Circo de monstruos, la última obra editada del inclasificable autor manga Hideshi Hino (El niño gusano, Historias de la máscara). En ella, conocemos a una serie de personajes, a cual más inquietante, que vive como una familia en el circo de rarezas, cada uno con sus tenebrosos secretos a cuestas. Un manga que seguro provocará pesadillas a sus lectores.
· Las amigas (Cuadernos rosas de Ana). Pacco y Pétronille. Panini, 2010. Con grandes cargas de cinismo e ironía, los autores de Cuadernos rosas de Ana vuelven con la entrega dedicada a Las amigas. Y con el habitual desparpajo y el punto de vista femenino hace una disección de las relaciones entre mujeres y sus preocupaciones: las dietas, los hombres, las depilaciones, el jefe pesado del trabajo, las vacaciones con la familia y las fiestas de pijama en casa. Una obra para indentificarse y echar unas sanas risas.
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