01 abril 2008

Dos reflexiones sobre el mundo del cómic

· Se edita demasiado.
En un país donde aún no hemos superado el atraso en la consideración social y cultural del cómic respecto a otros medios o formas artísticas, se da la paradoja que se publica como nunca antes se ha publicado. La cantidad de novedades mensuales en el mundo del cómic es increíble. Hace veinte años, un aficionado podía casi casi comprar todo lo que salía. Ahora uno tiene que aflojar un mínimo de 20 euros para llevarse a casa 4 ó 5 cómics. Se edita más de lo que se lee. Y no se hacen los esfuerzos necesarios para ampliar la cota de lectores. Señores editores, nos vamos a ir a pique con el paso de los años, porque los que éramos quinceañeros despreocupados y sin gastos podíamos comprar todas las colecciones mutantes y todos los mangas, pero ahora tenemos treinta y las perspectivas empiezan a cambiar, y no quiero saber las que tendremos dentro de diez o quince años más. Aún más: estoy convencido de que muchos de los cientos de títulos que aparecen mensualmente son deficitarios o realmente no tienen un margen de ventas que les permita ser considerados un éxito. Luego, ¿por qué tanta premura en editar y editar y editar? Seleccionemos mejor lo que se publica, intentemos darle más cobertura en los medios, innovemos e invirtamos en el márketing, abramos nuevas vías para el cómic asociándonos con otros medios, otras formas de arte, tratemos con dignidad a los autores, hagamos proselitismo en cuanto podamos, ¡pero dejemos respirar a los lectores un poco más!

· La avalancha de novedades para mayo (Saló de Barcelona) es simplemente inasumible.
¡Qué manía con presentarlo todo en el Saló! Norma Editorial, por ejemplo, saca, entre una cosa y otras, ¡60, wtf, 60 publicaciones en un mes! Este efecto avalancha es particularmente doloroso en las grandes editoriales, que se pueden permitir abarrotar las tiendas con su material; las pequeñas hacen lo que pueden e intentan no hundirse en el mar encrespado de novedades. Porque, con un panorama así, siguiendo el ejemplo: ¿qué hace un librero cuando llegan las novedades de una gran editorial? Le da todo (o casi todo) su espacio. Y el resto de publicaciones se ven marginadas por la misma necesidad del librero de exponer lo que llega. Eso provoca también que todas las novedades circulen muy deprisa, sin apenas tiempo para ser expuestas. Enseguida son almacenadas en las estanterías de las librerías (¡si la librería dispone de espacio para hacerlo, ojo!). Y cada mes, vuelta a empezar, sólo que en mayo la situación es mucho más acentuadas.
Está claro que el lector corriente tiene que hacer un esfuerzo de selección titánico y aun dejar compras para siguientes meses, que se pueden ir dilatando en función de las novedades subsiguientes o de la disponibilidad del stock. Es de locos. Yo apostaría por el freno y la distribución menos acentuada de las novedades: mayo, sí, pero también septiembre (inicio de curso), diciembre (navidades, salón de Madrid), enero (inicio de año)...

2 comentarios:

maria dijo...

Totalment d'acord... suposo que la idea és sortir en allò de "Novedades Saló", però és que a un li agafa vertigen!! Al final acabo comprant quatre coses i ni són novetat, argh

P. dijo...

Joder, totalmente de acuerdo. Yo ya le perdí la pista al mundo de las novedades, no puedo estar al tanto de tantísimas cosas que se editan, no tengo tiempo para buscar reseñas, es todo muy frustrante para la gente que efectivamente sigue consumiendo cómics a ciertas edades. Hace años comprabas la Cimoc y la Metal Hurlat, y hacías el mes. Ahora me da pánico entrar en la sección de cómics de la Fnac. Al final siempre acabo comprando cosas que ya llevan en el mercado mucho tiempo, o autores consagrados. Una putada enorme.

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