El recopilatorio del Punisher serio de Garth Ennis llega a su décimoprimer tomo en la edición de Marvel Saga. En La larga y fría oscuridad se acabó por fin la saga de Barracuda que había empezado en el tomo séptimo. En aquel, Ennis había querido darse un respiro de tanta hondura trágica y realismo como había estado mostrando hasta el momento y creó a un villano imposible, hiperbólico y monstruoso en todos los sentidos. Vamos, lo que le gusta a Ennis. Su misma existencia era una exageración, y en ese arco la trama se volvía más desenfadada y loca, en la línea del Ennis juguetón e infant terrible que a veces gusta de gastar. Pues bien, resulta que el personaje caló tanto entre los lectores, que cual Conan Doyle con Sherlock Holmes, tuvo que volver a él, y no sólo eso, sino que le dedicó una miniserie a él solo, y que en esta colección de Panini está recogida en el tomo 8, El regreso de Barracuda.
Pero esta situación tenía que terminar en algún momento, porque forzaba el desarrollo del personaje en manos de Ennis en dos direcciones totalmente contrarias. Y el guionista utiliza este arco para despachar, de una vez, a Barracuda. Y lo hace mezclando un poco esas dos direcciones. Porque como dice Julian M. Clemente en el prólogo, este tomo lleva a Barracuda a convertirse en una amenaza realista para Frank Castle porque tiene algo suyo que éste no esperaba. Para saber qué es lo que tiene y cómo el Castigador le hace pupita a Barracuda tendréis que leer este tomo.
Dos detalles de este tomo. Uno, el dibujo de Howard Chaykin como invitado de honor en el número 50 USA de la colección (el primer número de este tomo 11). Un desastre, un horror. Chaykin puede que sea una leyenda del cómic, pero en este número se arrastra. Parece que se entinta él mismo (al menos, el tomo de Panini no da más información al respecto de una tercera persona), y lo hace con una línea quebrada, frágil. Sus caras son espasmódicas, inverosímiles, desencajadas. Incluso en alguna viñeta hay fallos de anatomía realmente graves. A eso añadamos un color digital que sienta como un tiro al dibujo de Chaykin. Puede que os molara en Black Kiss (era en blanco y negro, y hace 30 años de eso) o en Batman: Oscuras Lealtades... Pero aquí... Aquí es terrible.
Dos, un detalle tonto, pero ya sabemos que Ennis siempre tiene detalles musicales en sus cómics. En este, en un momento de terminado, Barracuda está escuchando en la radio del coche la canción Stagger Lee de Nick Cave & The Bad Seeds. Precisamente una murder ballad.
En resumen, un tomo que sigue para finiquitar una trama abierta durante la serie y que permite a Ennis encarar a continuación la recta final de la serie.
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